sábado, 11 de octubre de 2008

Rescátame

Las horas estancadas me miraban,
la mañana se rehusaba a olvidarme,
la tarde atrincherada resistía,
la luna fue obligada a negarse.
El reloj conjurado especulaba
con mi angustia, mi horror y mi pijama,
fue un conjuro, una trampa, una ironía,
vendí mi alma y mil veces te llamaba
con gritos mudos del centro de mi alma.
El tiempo es una horrible tiranía
que tortura riendo cuando mata,
no se iba, parecía más que un día,
te lo juro, fue el mas largo en mi vida.

1 comentario:

Mond dijo...

Es espantoso extrañar... extrañar a los que ya no van a volver... los que sí, creo que es mejor amarlos y dejarlos ser mientras nosotros también somos... ¿me explico?