miércoles, 23 de noviembre de 2016

Desilusión

Mis ojos, mis ojos miran,
no alcanzaron a cerrarse,
húmedos aun no lloran
por el miedo a marchitarse.

Mi cuerpo, mi cuerpo prisionero,
se ha rendido y está por ahogarse,
impávido acepta su destino,
de la angustia no podrá escaparse.

Mis manos maniatadas maldicen,
libres seguirían mis deseos,
no te preocupes por lo que dicen,
el suicidio comenzó en mis sueños.

De a poco se va apagando mi voz,
es mi destino que así lo quiere,
ya es tarde, no cambiará mi suerte,
mi corazón, mi corazón muere.