domingo, 1 de noviembre de 2009

El tiempo perdido

Fue tal la sorpresa
que no encontré palabra alguna
para responder a su ocurrencia,
solo atiné a reír
y a esperar que el tiempo pasara.
Tanto esperé que me hablara
en un tono cordial,
con esa complicidad,
que de tanto desearlo, sucedió.
No lo supe manejar,
se escapó la oportunidad,
ese tiempo perdido
¿lo podré recuperar?,
me fui en abierta retirada,
intenté que pareciera
que no perdí el habla,
la razón, los reflejos,
y todo a causa de su voz,
la misma de mis sueños,
esa que tanto imaginaba
que una vez tuve
y al final desapareció.